Una casa lejos de casa

Por Gabriel Weir (*)Tener que salir de nuestro país no implica abandonar la convicción y el compromiso con lo que consideramos justo. El desarraigo es complejo y, fácilmente, puede empujarnos a un estado absoluto de desesperanza y resignación. Incluso de cinismo, que suele ser el rostro más rudo e infértil del desaliento. Muchos son losSigueSigue leyendo «Una casa lejos de casa»