Bajo amenaza: Cómo sobreviven las organizaciones civiles en contextos autoritarios

Luego del 10 de enero las organizaciones de sociedad civil venezolanas se encuentran en un proceso de reflexión y transformación para mantener su labor ante las nuevas circunstancias. Una “tormenta perfecta” amenaza con reducir al mínimo el tejido asociativo del país: La represión, persecución y exilio de sus activistas; la aprobación de normativas restrictivas y la abrupta disminución de sus fuentes de financiamiento internacional. ¿Qué deberían hacer los activistas y ONG para continuar trabajando en un contexto adverso, preservando su libertad e integridad? La respuesta no es sencilla, sin embargo, hacer el análisis comparado de otros contextos similares nos puede dar algunas pistas.

Antes de revisar lo que han hecho las organizaciones y activistas en otros contextos autoritarios, nos gustaría iniciar introduciendo el concepto “abeyance” (suspensión o latencia), propuesto por Verta Taylor en su texto “Social Movement Continuity: The Women’s Movement in Abeyance”. La autora critica la idea que los movimientos sociales desaparecen durante lapsos de poca actividad. Analizando los primeros tiempos del feminismo desarrolla el término “abeyance” para relatar cómo los movimientos se mantienen en formas menos visibles, preservando su potencial para futuras movilizaciones. Aunque el movimiento no encuentre activo públicamente, mantiene estructuras organizativas, identidades colectivas y redes que permiten su reactivación cuando las condiciones políticas y sociales son más favorables.

Taylor identifica cinco características que permitirían la continuidad del esfuerzo activista durante períodos de latencia:

1) Temporalidad: La capacidad de las organizaciones para mantener su existencia a lo largo del tiempo, incluso sin una movilización activa.​

2) Compromiso intencional: La dedicación de los miembros a los objetivos del movimiento, lo que garantiza su supervivencia durante tiempos difíciles. ​

3) Exclusividad: La creación de comunidades cerradas que refuerzan la identidad del grupo y protegen sus valores.​

4) Centralización: La existencia de una estructura organizativa que coordina las actividades y mantiene la cohesión del movimiento.​

5) Cultura: El desarrollo de símbolos, rituales y narrativas que fortalecen la identidad colectiva y transmiten los valores del movimiento.

La “abeyance”, según Taylor, subraya la importancia de las estructuras organizativas y culturales en la supervivencia de los movimientos. Además, plantea que los períodos de baja actividad no son tiempos de fracaso, sino oportunidades para la reinvención, consolidación y preparación.

El caso Turco: La domesticación

Desde el año 2014 Turquía es gobernada por Recep Tayyip Erdoğan, a través del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Bilge Yabanci, en el año 2019, publico el artículo “Turkey’s Tamed Civil Society: Containment and Appropriation under a Competitive Authoritarian Regime” en el que analiza la influencia gubernamental en la sociedad civil turca.  Yabancı introduce el concepto “sociedad civil domesticada” para describir cómo el régimen turco ha contenido y apropiado la sociedad civil, permitiendo su expansión en tamaño pero limitando su autonomía y capacidad crítica.

Según el autor el AKP  necesita una sociedad civil activa para legitimar su gobierno y proporcionar servicios sociales, pero también busca controlar y reprimir a las organizaciones que podrían desafiar su autoridad. Entre las estrategias de contención y apropiación señala la cooptación selectiva, fomentando ONG pro-gubernamentales que apoyan la agenda oficial; la represión legal y administrativa; la estigmatización y criminalización y, finalmente, la fragmentación del sector, dividiendo a las organizaciones entre aquellas alineadas con el gobierno y las marginadas, con lo que debilita la solidaridad y cooperación horizontal entre ellas.

Yabanci señala tres consecuencias de esta estrategia. La primera es la despolitización de la sociedad civil, dado que las ONG focalizan su trabajo en suministrar servicios sociales, evitando los temas políticos, reduciendo su capacidad para la promoción de cambios estructurales y democráticos. En segundo término, la legitimación del régimen: La existencia de una sociedad civil, aunque esté controlada, permite la apariencia de pluralismo y participación ciudadana, fortaleciendo la imagen de legitimidad gubernamental. Finalmente, la reducción del espacio cívico. La persecución y las restricciones limitan las oportunidades para la movilización y el activismo independiente.  

Hong Kong: Mitigar los riesgos

Francis F. Lee, luego de una serie de entrevistas con activistas del país, escribió el texto “Civil society organizations under rapid democratic backsliding: The case of Hong Kong”. Como se recordará, luego de la Segunda Guerra Mundial y un lapso de ocupación por Japón, en el año 1997 el país queda bajo el dominio de China. Bajo el esquema político “Un país, dos sistemas” su actual Jefe Ejecutivo es John Lee Ka-chiu. Entre los años 2019 a 2021 hubo un período de intensas protestas, cuya represión posterior es estudiada por Lee en su documento.

Las entrevistas con activistas del país dieron como resultado descubrir las siguientes estrategias de mitigación de riesgos: Reducción del tamaño de sus juntas directivas para concentrar responsabilidades legales en menos personas; Separación entre miembros con y sin derecho a voto, para proteger a estos últimos; Disminución, por razones de seguridad, del personal fijo. Comenzaron a realizarse contrataciones por servicios u honorarios profesionales para desvincular a las personas de la estructura de la organización; Evitar temas o acciones que podrían ser interpretados como confrontacionales o vinculados a «fuerzas extranjeras».

Además, hubo reducción y moderación del perfil público de los activistas. Limitaron visibilidad y presencia mediática; En sus web y redes publicaron sólo contenido sobre temas menos sensibles o ya presentes en la agenda oficial; Cuando realizaron campañas monitorearon curiosamente las reacciones de los medios oficialistas para decidir si las continuaban o abandonaban. Ajustaron sus narrativas para no cruzar “líneas rojas” y retiraron vínculos con prensa extranjera o asociaciones internacionales visibles.

También se detectó que hubo redefinición del enfoque de trabajo. Se redujeron los temas trabajados a aquellos oficialmente permitidos; se abandonaron las peticiones sobre derechos civiles y políticos, cambiando el énfasis hacia asuntos de “subsistencia” o “comunitarios” que no generaran riesgos, como género, medio ambiente y vivienda. En lugar de la movilización hubo un reenfoque en priorizar la educación y la sensibilización gradual para construir capacidades. Por ello realizaron labores para fortalecer los lazos internos con sus miembros y aliados, apoyaron a grupos emergentes mediante transferencia de conocimientos y mentorías y realizaron diferentes esfuerzos para crear redes informales para intercambio de información segura.

Lee plantea que estas estrategias fueron consecuencia de dos dimensiones, que considera claves para las decisiones tomadas por los activistas: El enfoque de riesgo (risk approach) y el discurso orientador (orientational discourse). Dado el interés de ambos para el tema, pasamos a describirlos

El enfoque de riesgo es un conjunto de métodos, prácticas y creencias que los actores desarrollan para identificar los riesgos, evaluar su magnitud y decidir cómo enfrentarlos o evitarlos. Su principal función es decidir cómo actuar. Sus características son:

Idiosincrático y personal: Al no existir aún una “cultura de riesgo” compartida, las evaluaciones son altamente subjetivas y varían entre actores.

Basado en experiencia: Las OSC observan lo que les ocurre a otras organizaciones y personas para guiar su comportamiento.- Influenciado por antecedentes: La relación previa con el movimiento prodemocrático, el tipo de organización (local vs internacional), y el tema que abordan (derechos laborales vs medioambiente) afectan sus percepciones.

Se convierte en práctica: Ejemplos incluyen evitar contacto con prensa extranjera, no emitir declaraciones públicas sobre ciertos temas, o segmentar la membresía para reducir la exposición legal.

Por su parte, el discurso orientador es el conjunto de ideas y narrativas internas que las OSC desarrollan para mantener la motivación, justificar su existencia y reafirmar que su trabajo sigue teniendo valor, incluso en condiciones adversas. Es importante dadas las dudas existenciales que enfrentan luego de eventos traumáticos de retroceso democrático y represión. Por ello, el discurso orientador permite reconstruir el sentido de su labor. El discurso orientador responde l pregunta por qué seguir.

El autor identificó tres tipologías de discursos orientadores. El primero de ellos orientado a la “Preservación”: La sola existencia de la organización es importante, mantenerse como un acto de resistencia o la apuesta a que en el futuro volverá a abrirse un nuevo espacio para la acción. El segundo es “Eficacia incremental”: Aunque los cambios son pequeños, siguen siendo avances; la educación, el fortalecimiento de la conciencia o la presión parcial como metas válidas y el reacomodo de la agenda, ajustando ritmos y expectativas. Finalmente, la tercera tipología fue “Visiones alternativas”: Se redefine la misión desde enfoques no confrontacionales, por ejemplo comunitarios o culturales y se proponen modelos de acción autónomos, alejados del Estado.

Tabla: Comparación entre el enfoque de riesgo y el discurso orientador según Francis Lee
DimensiónRisk Approach (Enfoque de Riesgo)Orientational Discourse (Discurso Orientador)
DefiniciónMétodos, prácticas y creencias sobre cómo identificar, evaluar y gestionar riesgosIdeas y narrativas que otorgan sentido, dirección y justificación a la acción bajo represión
Pregunta central¿Qué tan riesgoso es esto y cómo lo manejamos?¿Por qué seguir trabajando bajo estas condiciones?
EnfoquePragmático, preventivo, tácticoMotivacional, ideológico, estratégico
Factores que lo moldean– Tipo de organización
– Tema de trabajo
– Trayectoria política
– Observación de terceros
– Experiencias de derrota o resistencia
– Valores personales
– Referencias culturales o históricas
Ejemplos de prácticas– Autocensura
– Evitar temas “calientes”
– Reconfigurar membresía – Observar medios pro-gobierno
– “Persistir es en sí un valor”
– “Los pequeños avances aún valen”
– “Estamos sembrando para el futuro”
Variedad o tipologíaVaría según apetito al riesgo (bajo, medio, alto) y nivel de análisis (personal vs institucional)Tres tipos: preservación, eficacia incremental, visiones alternativas
Función principalMinimizar daños y maximizar margen de acciónMantener la motivación y coherencia en contextos hostiles
Resultado esperadoSobrevivir sin ser aniquiladoSeguir trabajando con sentido, aun si se renuncia a la confrontación directa
Relación con la estrategiaDefine los límites del riesgo aceptableDefine el propósito estratégico de seguir actuando
Ejemplo destacadoCambiar de rol dentro de la organización para no ser legalmente responsable“Solo existir ya es resistencia” / “Lo importante es no dejar que todo se hunda más rápido”

China: La adaptación

Para conocer lo que han hechos los activistas chinos bajo las restricciones impuestas por el régimen socialista de Xi Jinping revisaremos a dos autores: Kevin J. O’Brien y Anthony J. Spires.

O`Brien es autor de “Neither Withdrawal nor Resistance: Adapting to Increased Repression in China”, donde examina cómo ciertos actores de la sociedad civil -como pastores protestantes, abogados y organizaciones no gubernamentales (ONG)- responden al aumento de la represión estatal. En lugar de optar por la resistencia abierta o la retirada completa, asumen estrategias de adaptación que les permiten continuar operando dentro de un entorno político cada vez más restrictivo.

El autor introduce la idea de una «tercera vía» entre la resistencia abierta y la retirada completa. Esta estrategia implica una adaptación pragmática que busca preservar cierto grado de agencia y espacio operativo dentro de un sistema autoritario. Aunque estas tácticas pueden parecer una forma de cooptación, también representan esfuerzos conscientes para mantener la relevancia y la capacidad de influencia en un entorno político adverso.

Entre las tácticas empleadas el autor identificó:

Transparencia y comunicación con las autoridades: Mantener una relación abierta y constante con el gobierno para demostrar conformidad y evitar sospechas.​

Cultivar aliados dentro del gobierno: Establecer relaciones con funcionarios gubernamentales y reconocer públicamente sus logros para ganar su favor. ​

Mantener organizaciones de tamaño reducido: Evitar estructuras organizativas grandes que puedan percibirse como amenazas por el Estado.​

Aceptar una mayor presencia de las autoridades (Partido Comunista): Permitir o incluso dar la bienvenida a la supervisión del partido dentro de sus actividades. ​

Evitar temas controversiales: Centrarse en asuntos menos sensibles y mantenerse alejados de las «líneas rojas» establecidas por el gobierno. ​

Fomentar la aceptación de compromisos oficiales entre sus miembros: Alentar a sus comunidades a adaptarse a las prioridades gubernamentales y evitar confrontaciones. ​

Distanciarse de activistas más confrontacionales: Separarse de aquellos que adoptan posturas más críticas o desafiantes hacia el régimen. ​

Romper vínculos con entidades extranjeras: Reducir o eliminar conexiones con organizaciones internacionales para evitar acusaciones de injerencia extranjera.​

Promover la “lealtad” y la “moderación”: Argumentar que una postura moderada y cooperativa es la mejor manera de lograr avances dentro del sistema existente

O’Brien sugiere que estas estrategias de adaptación no deben interpretarse simplemente como sumisión al régimen, sino como formas complejas de negociación y supervivencia política. Estas tácticas permiten a los actores de la sociedad civil continuar su labor, aunque de manera más limitada, y ofrecen una visión más matizada de cómo se ejerce la agencia en contextos autoritarios.

Nuestro segundo autor es Anthony J. Spires, quien para abordar la situación de los activistas chinos propone el término “simbiosis contingente”, una relación mutuamente beneficiosa pero frágil entre las ONG de base y el Estado autoritario. Esta relación permite que las ONG operen abiertamente, siempre que:​

a) Eviten hacer demandas democráticas explícitas.

b) Se enfoquen en abordar necesidades sociales que podrían generar descontento si no se atienden.

c) Permitan que los funcionarios estatales locales se atribuyan el mérito de sus logros, mientras evitan culpas por posibles problemas.

Spires señala que hay tres grandes factores que permitirían esta simbiosis:

1) Fragmentación del Estado: La estructura descentralizada del gobierno chino permite que las ONG negocien con autoridades locales, quienes pueden ser más flexibles que el gobierno central.​

2) Censura localizada: La censura mantiene la persecución y monitoreo a nivel local, lo que permite que las actividades de las ONG pasen desapercibidas a nivel nacional.​

3) Enfoque en servicios sociales: Al centrarse en áreas como la educación, la salud y la asistencia social, las ONG evitan temas políticos sensibles y se perciben como complementarias al Estado.

Para este autor esta relación de simbiosis contingente permite a las ONG operar sin registro oficial, siempre que no desafíen al régimen; Proporcionar servicios esenciales que el Estado no puede cubrir completamente y mantener presencia sin incurrir en represalias estatales. No obstante alerta que esta coexistencia es precaria y depende de la capacidad de las ONG para navegar cuidadosamente las restricciones impuestas por el Estado.

La similitud en el abordaje de la situación de los activistas chinos por ambos autores (O´Brien y Spires) es que los dos rechazan la idea de que en los regímenes autoritarios solo hay resistencia o represión absoluta; Observan a las OSC como actores estratégicos que no necesariamente buscan confrontar, pero tampoco desaparecen; Enfatizan la ambigüedad estructural y las zonas grises donde la sociedad civil puede actuar y, finalmente, consideran que la agencia de las organizaciones no desaparece, sino que se transforma.

En las diferencias encontramos: Spires se enfoca en la estructura institucional y las relaciones funcionales, mientras que O’Brien estudia las decisiones tácticas individuales y colectivas frente al riesgo. O’Brien incorpora elementos psicológicos y discursivos (resiliencia, justificación moral), que no están presentes en Spires. O’Brien analiza un entorno mucho más represivo y reciente, donde incluso las ONG moderadas enfrentan dificultades para operar.

Comparación entre los abordajes de Anthony Spires y Kevin O´Brien sobre los mecanismos de adaptación de los activistas chinos en autoritarismo
DimensiónAnthony J. Spires (2011)“Contingent Symbiosis”Kevin J. O’Brien (2023)“Intermediate Adaptation”
Contexto analizadoChina en la década de 2000 (auge de ONG de base)China bajo Xi Jinping (aumento radical de la represión post-2015)
Pregunta principal¿Cómo sobreviven las ONG no registradas en un régimen autoritario?¿Cómo continúan actuando los activistas bajo represión sin resistir ni retirarse?
Concepto centralSimbiosis contingenteAdaptación intermedia
Tipo de relación con el EstadoPragmática y mutuamente útil (ONG aporta servicios; Estado tolera)Ambigua y negociada: evitar confrontación sin rendirse totalmente
Carácter de la estrategiaMás estructural: depende de vacíos legales, descentralización estatalMás conductual: depende de elecciones tácticas ante riesgo
Condiciones de toleranciaNo desafiar al régimen
No visibilidad nacional
No demandas democráticas
Evitar temas sensibles
Mostrar moderación
No vinculación externa
Nivel de riesgo analizadoRelativamente bajo (sistema más abierto a nivel local)Alto (Estado activamente represivo, con leyes de seguridad y vigilancia masiva)
Rol del lenguaje y la narrativaMenos central: lo importante es lo que hacen, no cómo lo justificanMuy central: Los actores desarrollan discursos para justificar su accionar
Énfasis normativoDescribe una coexistencia estratégica entre Estado y sociedad civilAnaliza formas de agencia y resistencia indirecta bajo represión
Conclusión claveEl Estado y las ONG pueden beneficiarse mutuamente en un equilibrio frágilPersistir sin confrontar es posible, la adaptación no es sumisión

Conclusiones: Posibles adaptaciones de la sociedad civil venezolana ante el cierre del espacio cívico

En base a las experiencias de cierre de espacio cívico en Turquía, Hong Kong y China, pensando en la situación venezolana del año 2025, proponemos las siguientes conclusiones preliminares:

– La disyuntiva entre confrontación y desaparición es falsa.

Tal como lo demuestran los casos de China, Hong Kong y Turquía, las organizaciones sociales pueden desarrollar formas creativas de adaptación intermedia que les permiten preservar su misión y tejido organizativo sin exponerse a una represión inmediata.

– El contexto venezolano muestra señales de “domesticación autoritaria” similares al modelo turco.

El Estado ha promovido estructuras paralelas (comunas, consejos comunales, ONG oficialistas) mientras estigmatiza y criminaliza a las OSC autónomas. Esta estrategia busca aislar, dividir y reemplazar la sociedad civil crítica.

– La latencia (“abeyance”) es una estrategia legítima y necesaria.

Frente al retroceso democrático, el repliegue parcial, la reorganización interna y la conservación simbólica permiten a las OSC venezolanas mantenerse vivas y preparadas para futuras reaperturas del espacio cívico. Persistir, aunque en silencio, es una forma de resistencia.

– La gestión del riesgo debe convertirse en una práctica compartida.

Como en el caso de Hong Kong, es fundamental desarrollar una “cultura del riesgo” que permita evaluar amenazas, proteger a las personas y adaptar los objetivos sin abandonar el compromiso ético ni la misión organizativa.

– El discurso orientador es clave para sostener la motivación.

Reafirmar que el trabajo organizativo sigue teniendo valor —aunque sus efectos sean limitados o poco visibles— es crucial para evitar el desgaste y la desmovilización. Narrativas de preservación, cambio incremental y acción comunitaria pueden renovar el sentido de propósito.

– La agencia se transforma, no desaparece.

La sociedad civil venezolana no ha sido derrotada, pero ha sido forzada a reconvertirse. La inteligencia estratégica, el aprendizaje comparado y la solidaridad transnacional pueden fortalecer su resiliencia y asegurar su continuidad.

– Se requieren nuevas formas de acompañamiento internacional.

A medida que el régimen endurece el control, es clave que la cooperación internacional reoriente sus estrategias, enfocándose en sostenibilidad, seguridad digital, salud psicosocial y apoyo a redes informales, más que en visibilidad pública o presión directa.

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